Corría el año 1944, cuando, en mitad de una noche cerrada, se escucharon unos golpes en la puerta de casa Zapatero. Luisa Arozarena le dijo a Francisca Iriarte: "Si no supiera que Felipe Celay está preso, diría que es él". Al abrir la puerta vió que, efectivamente, era Felipe.
Felipe Celay Arana, en compañía de Jacinto Ochoa, un republicano de Ujué, se habían fugado esa misma mañana de la carcel fuerte de San Cristóbal. Felipe trabajaba en la cocina y había serrado los barrotes de la ventana sellándolos después con pasta de chocolate. Escaparon escondidos en el carro que iba diariamente a la capital a por víveres. (klik egin-ver más)
Por Miguel Iriarte, Agosto 2010, Extraído de "Aetzen Berriak" periódico publicado por el motivo de la 34ª edición del día del Valle de Aezkoa.
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