Lo fácil es pensar que en UPN no había nadie más que quisiera postularse. Nadie con reaños suficientes para disputarle la candidatura a Barcina, por el paralizante acojono a no volver a salir nunca más en ninguna foto. O por puro y estricto cálculo. Seguro que alguno de los que el otro día, en Cadreita, se despellejaban las manos aplaudiendo, juega a esperar, sin desgastarse, a que la señorísima finiquite el próximo mayo su carrera política estrellada contra las urnas. Gente que calcula dormitar cuatro años en la oposición, con la perspectiva de que el guirigay del consiguiente gobierno alternativo haga agua por todas partes, y la vuelta al poder sea poco más o menos que un paseo militar para UPN. (klik egin-ver más)
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias
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