En la recta final del verano, prácticamente todo UPN imploró a Yolanda Barcina que definiera cuanto antes si quería ser candidata a la reelección o no. La mayoría de estos mensajes no eran tanto una apelación a que dijera sí, sino una súplica para que aclarara la situación con urgencia. Y ello venía a evidenciar que el partido, tras la debacle de la gestión de esta legislatura y sobre todo el escándalo de Caja Navarra, no sabe muy bien si Barcina es la solución o es el problema. Lo que sabe básicamente es que es lo que hay, lo único que hay, porque en sus huidas hacia adelante la lideresa no ha dejado alrededor más que ruinas. (klik egin-ver más)
Ramón Sola, en GARA
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