No somos pocos los vecinos del pueblo de Larrión, en el valle de Allín, descontentos con la actitud del Arzobispado, que pretende vender la huerta que está en el centro del casco urbano.
Creemos que el Arzobispado debería sopesar la moralidad de su propósito antes de obtener un beneficio económico con este negocio (cave, Deus videt!). El uso de esta huerta fue cedido al cura para su subsistencia y no para la adquisición por parte de la Iglesia y su uso lucrativo. Siendo bienpensado, se podría suponer que la transacción es para realizar obras de mejora en la parroquia. Suena a excusa eso de que la Iglesia no tenga dinero y que dependan de la venta de esta parcela para hacer una hipotética reforma. Una propiedad que era comunal, recientemente autoescriturada por el Arzobispado y que pasaría a ser de propiedad particular, como por arte de magia.
Este terreno podría servir para usos del pueblo, para sus vecinos o diferentes fines sociales.
Fuente: Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro
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