En el momento presente, resulta incomprensible la situación en la que se encuentran los que no hicieron otro mal que organizarse políticamente para los nuevos tiempos que ya han llegado. Y por lo que fueron condenados. La paz real no es la simple ausencia de guerra sino la improbabilidad de la guerra. Otegi, Miren Zabaleta, Díez Usabiaga y todos aquellos, demasiados para contarlos, que permanecen presos, han hecho improbable otra “guerra”. Se equivocan de medio a medio quienes esperan que por el solo transcurrir del tiempo, encarcelados, se convertirán en estearina, poso de velas acabadas. (klik egin-ver más)
Txema Montero, en DEIA
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