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martes, 3 de febrero de 2015

LO PROPIO Y LO DEMÁS

Mi editora finlandesa flipó cuando, el pasado otoño, le comenté que aquí la enseñanza del inglés se había empezado a adelantar a los cuatro, tres y hasta dos años. En los países nórdicos casi todo el mundo habla como mínimo inglés, además de su idioma, pero nadie empieza a estudiar la lengua de Shakespeare antes de los 10 años. El milagro lo hace un ejemplar sistema educativo y una televisión en la que la norma es la versión original subtitulada. En esta legislatura, la consejería de Educación del Gobierno de Navarra ha llegado a dejar a cero partidas presupuestarias de su departamento para poder financiar sus modelos british. Para ello, ha pasado por encima de buena parte de la comunidad educativa y desoído la opinión de técnicos y especialistas. De hecho, la mejora del nivel de inglés de los alumnos es un objetivo secundario. El principal lo reveló la propia Yolanda Barcina, en un plató de televisión madrileño: combatir la línea ascendente de los modelos en euskera, contraponiendo el idioma británico a los que ofertan además la lengua vasca. Llega febrero, y nuevamente los padres y madres con niños y niñas de tres años se ven en la tesitura de elegir modelo de enseñanza para sus retoños. Muchos no tienen la menor duda. Otros lo viven con angustia. La apuesta que hagan ahora definirá, de algún modo, lo que sean y hagan en el futuro sus criaturas. Nosotros hemos llevado a las nuestras a una ikastola. Un modelo de aquí, autogestionado por madres y padres, de calidad educativa contrastada y que brinda a sus beneficiarios la posibilidad de echar a volar sin dejar de tener raíces, aunando el amor por lo propio -todo lo propio- con la consideración y el respeto por lo(s) demás. Euskera, por supuesto. Castellano, siempre. Inglés, muy pronto, tal vez demasiado. Francés, luego. No es perfecto, pero sigo pensando que fue una buena elección.
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias

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