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martes, 21 de abril de 2015

NAVARRÍSIMO

Todos hablamos con hipérboles. Cuando decimos de alguna persona, por ejemplo, que es la mayor cretina que nos hemos echado a la cara, sin duda exageramos. Cuanto más vive uno, más posibilidades tiene de toparse con gente aquejada por el síndrome del cretinismo, y no resulta fácil establecer una tabla de clasificación entre ellos. Dicen los estudiosos de la lengua que la utilización del sufijo ísimo/a se inició en el Renacimiento como un cultismo procedente del latín. El abuso que de él ha hecho la poesía, la publicidad, la administración y la retórica ideológica ha devaluado mucho su utilización. Hay lingüistas como Amando de Miguel que lo asocian al lenguaje infantil. Otros, al empleado por los regímenes totalitarios. En el habla común se sigue utilizando profusamente, pero en contextos más formales tiene cada vez más una carga irónica. Decir de una mujer que es "bellísima", en el mejor de los casos es cursi. En el peor puede constituir lo contrario de un piropo. Si en una polémica periodística o política alguna persona se refiere a otra como "mi queridísimo amigo", el lector avisado comprende que alguien está llamando a alguien hijo de puta. Y mejor no tener un "amantísimo esposo" o "amantísima esposa" en casa, porque a veces significa tener muchos números en la lotería de los cuernos. Javier Esparza, el candidato de UPN, sin sombra de ironía ni vergüenza, se presenta a sí mismo como "navarrísimo", adjetivo que hace extensivo a las personas que encabezan sus listas en las localidades donde se presenta. Sin una gestión que poder defender, el regionalismo apela al casticismo más cateto para tensionar a sus votantes. Su programa, "el encierro, el Ángel y el Volatín", que dijo Maya. Ellos, los más de lo más. El resto, zaborra varia. A ver si la gente sigue picando y pueden seguir saqueando esta tierra otros 40 años más.
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias

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