Después de 22 años, el Partido Popular tiene que desalojar el Palau de Manises, así como la mayoría de los principales ayuntamientos, incluidos Valencia, Alicante y Castellón. Ni siquiera el concurso de Ciudadanos alivia su situación. Un torrente de rabia acumulada durante lustros, y de energía, ha barrido a Alberto Fabra, Rita Barberá y todos estos personajes de pesadilla. La misma noche electoral, miles de personas tomaron las calles de Valencia para celebrar la salida de la odiada alcaldesa. El beneficiario del desastre del PP no ha sido el PSOE, que continúa su particular carrera hacia la insignificancia, sino Compromís y Podemos. La dirección “socialista”, comprometida hasta la médula con este sistema, es corresponsable de tantos años de dominio electoral del PP. (klik egin-ver más)
Ulises Benito, en El Militante
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