Las elecciones celebradas el pasado 24 de mayo eran esperadas con expectación por gran parte del funcionariado navarro, anhelante de que el tsunami de cambio llegara a la Administración Pública. Ya era hora. Las matemáticas podían hacer posible que la alternancia política en el Palacio de Navarra permitiera abrir las ventanas y orear los despachos ocupados durante décadas por las mismas élites funcionariales. Aquellas que se plegaban al poder y eran cómplices de las políticas denostadas por la ciudadanía, a cambio de obtener los mejores puestos, complementos retributivos y beneficios de distinto tipo. Los responsables de que la máquina administrativa se confundiera con las políticas partidistas y que el empleado público ajeno a su grupo, disconforme o, incluso, más brillante permaneciera alejada de dicho círculo. No les ha interesado una función pública profesional basada en los principios de igualdad, mérito y capacidad. (klik egin-ver más)
CIRCULO DE EMPLEADOS DE ADMINISTRACIONES PUBLICAS DE NAVARRA.
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