La casa consistorial de Beskoitze (Briscous en francés), localidad del interior de Lapurdi, luce en su balcón la ikurriña junto a la bandera francesa y la europea. En Iparralde, o en el País Vasco-francés, como cada cual prefiera, la bicrucífera no tiene carácter oficial, pero se usa habitualmente como símbolo de una unidad cultural junto al resto de los territorios vascos. Ni en un país concebido sobre el mito de una unidad patriótica indivisible se le ha ocurrido a nadie, a diferencia de lo que tristemente ha ocurrido en Navarra, crear una ley de símbolos represora de los sentimientos de una parte de la población.
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