No deja de sorprenderme la hipocresía de la derecha de Navarra y España con los sentimientos identitarios que no comparten. El último ejemplo ha sido poner el grito en el cielo por ver una ikurriña en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona durante el chupinazo. En primer lugar la ikurriña es un símbolo con el que miles de navarros/as nos sentimos identificados/as, a pesar de no ser un símbolo oficial de Navarra. Que no sea un porcentaje mayoritario (a tenor de los resultados electorales), el de navarros que sienten la ikurriña como propia, no invalida el hecho de que ese sentimiento sea muy significativo en nuestro territorio, por lo que debería ser respetado por los que no se identifican con él. Evidentemente también se debe exigir respeto a los que se sienten vascos o vasconavarros, con los símbolos españoles y quienes los portan. La democracia es algo mucho más complejo que el rodillo del 51%; entre otras cosas supone respetar a las minorías, sobre todo cuando, como en este caso, son significativas. (klik egin-ver más)
Patxi Repáraz, en Diario de Noticias