Escondida por la hojarasca, entre bojes y zarzas, la entrada al roble casi pasa desapercibida.
Me adelanto unos metros y le digo a Inma que se prepare. La primera vez que se ve este ejemplar suele dejar a la gente atónita.
09,10 horas. En medio de la campa, como si fuera un lugar encantado, el roble de Echagüe es el señor.
Grande y frondoso, algunas de sus ramas son más gruesas que cualquier árbol que consideramos extraordinario. A sus plantas, las personas somos seres diminutos del bosque. (klik egin-ver más)
Tafalla a Pie