En su exhaustivo libro “El Corralito Foral”, el periodista Iván Giménez destapa uno de los grandes bulos con el que hemos crecido los pamploneses, y que, a fuerza de repetirlo, hemos creído a pies juntillas. El premio nobel Ernest Hemingway cuando venía a Pamplona no se hospedaba en el Hotel La Perla de la Plaza del Castillo, sino en otro establecimiento que se encontraba sobre lo que hoy sigue siendo “El Txoko”, el Hotel Quintana. Cuando todavía era un escritor desconocido y trabajaba como corresponsal también se hospedó en la antigua Pensión de la calle Eslava nº 5. En los años 50, después de una larga ausencia de la capital navarra, lo haría en el Hotel Ayestarán de Lekunberri, de donde venía todos los días en coche tras recorrer los más de 30 km de distancia.
Sin embargo, es el Hotel La Perla el que se ha llevado los honores y el que, en su página web, usa el apellido del escritor para, incluso, darle el nombre de una de sus suites, que, según apuntan, “está decorada con el mobiliario tal y como él lo conoció”.
El Hotel La Perla era propiedad de la esposa de un renombrado falangista, José Moreno, que prestó sus instalaciones para esconder armas para los sublevados y que fue escenario de muchas de las reuniones de los franquistas, tanto de carlistas como de falangistas. Incluso, el 23 de julio de 1936, en Bortziriak, José Moreno fue protagonista de un curioso suceso. Él fue uno de los autores de la sonada detención del escritor donostiarra Pío Baroja. Eduardo Gil Bera, en su “Baroja o el miedo: biografía no autorizada”, dice sobre este hecho: “Moreno tenía cara de anormal, de infrahumano. Agarró por las solapas a Baroja y lo zarandeó con violencia: ¡Este es Baroja! ¡Canalla, hijoputa, siempre insultando al Rey y a la religión! ¡Si está cagado de miedo! ¡Hay que fusilarlo!”. (klik egin-ver más)
Zenezake
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