En Nafarroa hay un centenar de guardas forestales, de los que una docena son mujeres. María Martínez es una de esas pocas y fue testigo de cómo uno de los bosques de los que normalmente se preocupa, a apenas diez kilómetros de donde vive, ardía en un abrir y cerrar de ojos. Ahora, cuando han pasado unos días, GARA ha regresado a la zona junto con ella a revisar los daños. «Aquel día llegué cuando el fuego estaba en la tejería (un conocido punto de la nacional 121, muy cerca de dónde se inició el fuego) y vi cómo saltaba la carretera, el Zidakos y las vías. Después arrancó imparable hacia Pueyo», recuerda.
Aritz Intxusta, en GARA
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