Hace poco tiempo tuvimos ocasión de decir públicamente que al Partido Popular, cuando todo se le tuerce, siempre le queda el Código Penal. Hay determinadas maneras de hacer política donde se busca la confrontación con un enemigo minoritario, en parte real o en parte simulado. Alguien que supuestamente es capaz de poner en jaque el orden, el sistema, de amenazar los cimientos más profundos de la democracia y la paz. Alguien al que se debe combatir con todas las fuerzas en el nombre de lo más sagrado. Y alguien a quien, por supuesto, se puede y se debe ganar.
Ese enemigo se encuentra en todas partes, pervive misteriosamente como una hidra cuyas cabezas se reproducen automáticamente, aparece de forma ubicua, está entre nosotras. No podemos bajar la guardia en ningún momento. En el proceso de identificación concreta del mismo, aparecen los organismos oficiales del Estado como aquellas personas a las que solamente cabe agradecer que hayan descubierto a los culpables, a los que hay que exponer rápidamente al escrutinio público. Quiénes son ellos y ellas, de qué familias proceden, dónde viven, dónde militaron antes, qué uso hacían de las redes sociales... (klik egin-ver más)
Eduardo Santos, secretario general de Podemos-Ahal Dugu de Navarra y portavoz de Justicia de Unidos Podemos en el Congreso
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