Ver a tres ministros de un país europeo, no confesional, berreando y sacando pecho en una mojiganga patriótica-religiosa en la que se mezclan churras con merinas, no es solo grotesco, sino también indignante, aunque esa indignación a nada conduzca. Cada vez son más los que aplauden o comparten este neomilitarismo autoritario, revuelto con brochazos religiosos a ser posible milagreros, convertido el conjunto en Tradición, es decir, en tabú. Esto, a mi modo de ver, dibuja un país que no ha roto con su pasado y que sobre los cimientos de una dictadura está edificando un régimen turbio. Con ese canto sale a relucir el verdadero rostro de un ministro de Justicia, de otro de Cultura, de otro de Interior... como si hiciera falta. No dejan pasar un día sin que sepamos quiénes son. (klik egin-ver más)
Miguel Sánchez-Ostiz, en Diario de Noticias
No hay comentarios:
Publicar un comentario