Un Estadio Azteca abarrotado, con estrellas Pop, cumbia, alegría que exorcizó al miedo cerraron el pacto entre más de la mitad de los votantes mexicanos, y el nuevo gobierno. Un gigante norteamericano, la décima economía del mundo gira a la izquierda, en la elección más grande de sus tiempos, en la más cara, más difícil, más violenta campaña que jamás haya enfrentado al país. Las opciones de derecha y centro quedaron sepultadas por millones de votos ayer. El hartazgo de muchos logró, por una vez, ganarles a aquellos menos que controlan todos los sistemas, todos los medios, todo el poder. A aquellos que tienen secuestrado al Estado. (klik egin-ver más)
Renata Dávila, en eldiario.es
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