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sábado, 22 de septiembre de 2018

UN VECINO DE KASEDA APORREÓ LA PUERTA DEL CUARTEL PARA QUE LA GUARDIA CIVIL SALIERA

Todo el pueblo de Kaseda sabe que los tres tiros del martes se escucharon en el cuartel de la Guardia Civil del pueblo. Está a 150 metros y a dos minutos andando de donde quedaron tirados en el suelo los tres cuerpos malheridos de Fermín, Cristian y José Antonio Jiménez. Un vecino, creyendo que el motivo de la tardanza en aparecer de los guardias se debió a un mal aviso del 112, elabora un relato que evidencia un extraño comportamiento por parte del cuartel.
La Policía Foral aclaró ayer que el aviso le llegó a la Guardia Civil menos de un minuto después de recibirse el primer aviso. Cuando llamó este vecino asustado, Félix Juez, la alerta ya estaba activa, pero él seguía sin saber por qué los guardias no acudían.
«Esperé nervioso e impaciente unos minutos», sostiene Juez. «Al ver que no llegaban, decidí acercarme yo al cuartel», explica en una carta a un periódico. «Grité y grité durante un rato hasta que un guardia civil se asomó a la ventana y me confirmó que ya estaban al corriente y acudían», rememora.
Finalmente, tal y como cuenta el testigo, los agentes del cuartel de Kaseda se personaron en el lugar una media hora después de que se produjeran los disparos. Llegaron casi a la vez que los policías forales que habían salido del cuartel de Zangoza (19.14 horas). Para ese momento, las tres víctimas habían muerto ya. Otros vecinos del pueblo con unos conocimientos rudimentarios de primeros auxilios no pudieron hacer más por ellos. Las ambulancias llegaron dos minutos después, cuando eran del todo inútiles.
Desde la Delegación del Gobierno se emitió una nota avalando la actuación de los guardias de Kaseda, diciendo que en ese momento tanto el sargento comandante como uno de los guardias estaban fuera de servicio y fueron los primeros en llegar. La Delegación también remarca que una patrulla de la Guardia Civil tomó parte en las detenciones. En realidad, la detención de los tres presuntos autores la ejecutó la Policía Foral, que interceptó el coche durante la huida y les obligó a salir del vehículo y echarse al suelo a punta de pistola. Un patrol de la Guardia Civil llegó al final del operativo y facilitó unas esposas para engrilletar al último.
Aritz Intxusta, en GARA

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