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miércoles, 7 de agosto de 2019

LAS FIESTAS DE ANTAÑO DE MENDIGORRÍA

Las Fiestas del 15 de Agosto, día de la Asunción, marcaban un hito en el devenir de nuestro pueblo. Este acontecimiento llegaba después de las duras y acaloradas faenas agrícolas de siega, acarreo y trilla ( recuerdo cuando se llevaba la merienda a la eras: ensalada, alguna vianda, y siempre,el vino fresco en esa bota ennegrecida y sobada y que la apretaban para llevar, con arte peculiar y distintivo, aquel fresco vino a las sedientas gargantas. En mi caso, a la trilladora "de los trece", cerca de los "autos", siendo la única que la movía un motor y resguardado del sol por un pequeño toldo, También existían otras trilladoras como la de Ascunce, Montañés, etc. En sus eras los peones amontonaban la paja como montañas; alguna vez, el desprendimiento de algún trozo sobre los trabajadores, produjo serios disgustos.. Después de estas fatigosas labores, por fin, llegaban las esperadas fiestas del pueblo. Mendigorria era un encuentro de familias, amigos, compueblanos. Nuestro pueblo era comida, especialmente preparada para las fiestas, refrescos y helados, nuestro pueblo era "diana" y aurora temprana, jóvenes forasteros y jolgorio y cantos especiales para la ocasión por calles, plazas y bares; baile a mediodía, pero a la sombra de la torre y por la noche, en la plaza donde la "Jota" se ejecutaba, cada vez con mayor aceleración, como broche final.
La Plaza Mayor cercada convenientemente por troncos de madera, carros y tablados, era el lugar destinado al evento de las "vacas". Las más bravas, según el buen entender de las gentes eran, las "royas". Para evitar el polvo y adecentar el suelo, el "aguacil" se encargaba de regar la plaza con una manguera. Este era el momento especial de la chiquillería, que retaban y citaban al aguacil con el grito de : ¡"Aquí no llega, aquí no llega!..." Ante este griterío provocador, el "aguacil" desviaba el chorro del agua a la chiquillería vocinglera. El chorro de agua, había pillado a quienes no habían sido suficientemente precavidos, entre risas de todos y enfado de ellos. Con los vestidos y camisas chorreadas, el regaño y enfado en casa, se daba por contado. Eran tiempos difíciles donde el recambio de vestuario era escaso. Fueron tiempos donde la fiesta se hacía en calles y plazas. Fueron otros tiempos, sin más.
Asociación Cultural Hondalan de Mendigorría

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