La intolerancia lingüística continúa sin freno su cabalgar por Zona Media y Ribera. En esta ocasión se ha manifestado entre el llano de Larrate y San Isidro del Pinar, en el cruce del ramal que conduce a Figarol. Por carencia de medios suficientes o por impericia no han acertado a impedir del todo la lectura de los nombres euskéricos -Azkoien y Oibar-, pero la intención queda clara: declarar que el euskera es ajeno a esas tierras. Poco les importa que en ambos casos la cooficialidad de denominaciones responda a acuerdos tomados por los propios ayuntamientos. Mucho menos que la toponimia ponga en evidencia la ignorancia de los autores.
Ya está bien. Reclamamos respeto a la cooficialidad en todos los casos. Porque nos resulta igual de lamentable que otros se dediquen a embadurnar señales en castellano. En uno y otro caso supone una muestra de intolerancia y un atentado contra el derecho de los usuarios a recibir la información vial con los nombres oficiales.
Praxku
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