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sábado, 12 de enero de 2019

¿CÓMO ERA LA CORONA DE LOS REYES DE NAVARRA?

Aprovechando que justamente hoy se cumplen 525 años exactos de la última coronación de unos reyes de Navarra en donde ordenaba el Fuero: ante Santa María de Pamplona, voy a hacer un repaso a las distintas coronas que por los testimonios histórico-artísticos que se han conservado podemos suponer que pertenecieron a los reyes y reinas de Navarra.
Vaya por delante que no hay constancia documental alguna de que hubiera una sola corona o una sola espada que se transmitieran de monarca en monarca, o que se emplearan por decreto en cada ceremonia, como todavía ocurre por ejemplo con las de los reyes de Inglaterra, así que lo más probable es que cada soberano navarro se hiciera una a su medida, porque estrictamente hablando, recordemos que una corona no es más que un aro que se coloca sobre la cabeza, generalmente como adorno, en señal de premio o como símbolo de nobleza o dignidad, así que según el tamaño de la cabezota de algunos y algunas de los nativos, así variaría también el peso y el tamaño de los materiales preciosos empleados para confeccionar la corona del reino de Pamplona primero, y del de Navarra después.  (klik egin-ver más)
Mikel Zuza Viniegra, en Crónicas irReales de Navarra

DE REFLEXIONES Y RETOS EN FUSTIÑANA

Lo que nos parece imposible en Fustiñana, en ocasiones y con toda la naturalidad, se materializa. Sólo hay que mirar los últimos años, en el terreno social y cultural todo lo que se ha avanzado, todo lo que no había o creíamos perdido y sin embargo, ahí está con su dosis de trabajo y esfuerzo. También en lo político nadie creía que un grupo de gente de izquierdas pudiera presentarse a unas elecciones y ahí estamos desde 2015. Y cómo no, creímos imposible que UPN pudiera perder la mayoría absoluta, y aunque numéricamente la mantienen, porcentualmente han pasado de sobrepasar el 58% del voto a quedarse en un 48% del voto válido emitido, siendo en estos momentos más los que desaprobamos su gestión, que quienes la avalan.   (klik egin-ver más)
Carlos Guillén, en e-ribera

LA PULSERITA

V uelve la pulserita rojigualda, y así la bandera da el salto del mástil institucional a la muñeca privada. Se hace carne, vamos. Tras varias décadas desmintiendo la existencia del españolismo y ciscándose en el nacionalismo, resulta que esta palabrota sólo era fea en boca ajena. Miles de horas hablándonos de Bosnia, llamándose ciudadanos del mundo, arremetiendo contra el ombligo, y ya ven: vuelve la pulserita como lo hicieron los pantalones de campana y Chimo Bayo.
Yo ignoro cómo se compagina la condena de la barretina con la reivindicación de la mantilla, cómo se descojona uno de la txapela mientras aboga por esas botas camperas, coloniales, junto a un caballo. Tampoco sé cómo se lleva lo de troncharse porque alguien periférico jura su cargo ante un árbol al tiempo que se recupera el brindis de los Tercios de Flandes, esa pieza de deep house;cómo encajan en el mismo coco el discurso que desprecia los fueros y el que resucita la Reconquista;cómo se acuesta uno invocando la fuerza igualadora de interné, el vigor del inglés y la universalidad de Netflix, y se levanta convirtiendo la caza, el bombero torero y los churros en iconos identitarios necesitados de protección gubernativa.
Vuelve la pulserita, sí, y mientras no empuje me parece bien. En primer lugar, porque el paisanaje tiene derecho a lucir lo que le plazca. Y, en segundo, porque así quizá salga del armario la tribu de cosmopaletos, esa peña resabiada para la que el aurresku es una boronada y dar saltitos con los masai, en cambio, una experiencia auténtica y global. Ahora dicen ser patriotas, abertzales en castellano. O sea, con pedigrí y, sobre todo, con permiso.
Xabi Larrañga, en Noticias de Gipuzkoa

PORTAZO

Aranzadi culminó ayer en la votación de los presupuestos de Pamplona lo que ya venía avanzando, que no los apoyaría sino se declaraba zona saturada de hoteles y apartamentos a todo el Casco Viejo. La petición, muy loable, no obstante, es una de las muchas cosas que suceden en una ciudad y como los grupos que conforman el supuesto apoyo a los presupuestos son 4 pues en todo no pueden estar de acuerdo. Como los otros tres -Bildu, Geroa e I-E- no estuvieron de acuerdo con esa petición de Aranzadi, Pamplona no tiene presupuestos porque Aranzadi se abstuvo en los mismos y no hubo votos a favor suficientes. Para algunos esto es pureza y, para otros, irresponsabilidad. Suele ser fácil ser puro con las cuestiones ajenas y de hecho la política está llena de puros y puras, pero luego cuando toca dirigir las cosas y acordar y en lugar de lograr un 10 tener que quedarse en 7 en lugar de quedarte con el 0 pues hay que valorar el 7. Esto Aranzadi no ha tenido la gana de quererlo hacer y ha jugado más a que se retratasen otros partidos que a buscar puntos de acuerdo viables que sirviesen a los ciudadanos, que los hay de muchas clases, no solo de lo Viejo y de una manera de ser, pensar y actuar. No tengo ninguna duda de que Aranzadi habrá aguantado lo suyo en el cuatripartito estos años y que no es sencillo entenderse a 4 y que incluso los revolcones de este pasado verano con la expulsión de sus concejales del equipo de gobierno condicionan quieras o no su acción posterior -Armando Cuenca se ha pegado desde entonces dando estopa en Twitter por todo, que él sabrá, solo describo el tema-, pero no aprobar unos presupuestos en su mayoría buenos y quién sabe si incluso dar vía libre a lo que querías evitar -el macro hostel de Unzu- es una decisión básicamente idiota, fruto de quienes se van a ir de la política y como no tendrán explicaciones que dar lo hacen con un portazo en la cara. A Pamplona.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias