La omisión de la coma anterior al vocativo puede trastocar la frase hasta el punto de producir un efecto opuesto al buscado. Este es el caso de quien queriendo decir: "La bandera de España representa a todo el mundo, ¡imbécil!" ha acabado diciendo "La bandera de España representa a todo el mundo imbécil"- Muy distinto, ¿verdad?
Tanto reclamar la preponderancia obligada del castellano no les sirve para ocultar su escaso dominio de la propia lengua de Cervantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario