El historiador artajonés Jimeno Jurio (1927-2002), explicaba la evolución lingüística de la Ribera Nabarra, marcada geográficamente por la depresión del río Ebro desde La Rioja: “Podemos afirmar que la Ribera de Navarra, de Álava y de Aragón limítrofe a estas, pasaron por ciclos proto-vasco, vasco-céltico, vasco-latino, vasco-árabe y vasco-románico desde los siglos IX-X hasta nuestros días (los godos apenas tuvieron repercusión en el complejo idiomático de la comarca). En este último ciclo, el vasco-románico, también hay que hacer dos distinciones: un primer ciclo vasco-romance medieval marcado por el respecto y el mestizaje vasco romance navarro con mozárabe, y un segundo ciclo a partir del siglo XVI con la pérdida del reino navarro, donde el euskera, el idioma propiamente navarro, es menospreciado y apartado de la vida social por el idioma de conquistador: el castellano".
Según su hijo y también historiador, Roldán Jimeno Aranguren, el romance nabarro se empezó hablar entre el monasterio de Leire-Cáseda y los cursos bajos de los ríos Arga, Aragón y Ega en el siglo X (frontera con la Ribera musulmana), pero no fue hasta el XIII cuando adquirió fuerza, aunque siguió siendo bilingüe la comarca como queda demostrado en numerosos testimonios documentales (se puede consultar al respecto “Euskara Jendea” de Xamar edit. Pamiela, ver los mapas de este artículo).
La situación cabe extenderla a la Ribera aragonesa limítrofe, con aportaciones mutuas (las fronteras políticas rara vez son las culturales). Como dice Jabier Sainz Pezonaga: “En el campo lingüístico hay que añadir que el romance aragonés no puede explicar muchas voces y modalidades gramaticales y fonéticas sino a través del euskera hablado con anterioridad en su territorio”.
Aitzol Altuna Enzunza, en lehoinabarra.blogspot.com
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