¿Y ahora qué? En pocas palabras, a esperar que el dichoso virus quede aletargado y nos permita disfrutar del verano tras robarnos la primavera. Los expertos confían en que así sea, aunque no las tienen todas consigo. El desafío es grande, sobre todo para un país que ha puesto la mayor parte de sus huevos (léase economía) en la misma cesta, en el sector turístico, sinónimo de movilidad y aglomeración, precisamente los elementos preferidos de este coronavirus.
La Vanguardia
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