El 23 de agosto de 1936, el Obispo de Pamplona, Marcelino Olaechea, fue el primer prelado del Estado Español en definir el Golpe Militar Fascista como una Cruzada. Aquel mismo día se realizó una macroprocesión en Pamplona en honor a Santa María La Real, donde todas las fuerzas implicadas en la represión y el levantamiento fascista comulgaban al unísono con el cuerpo de Cristo.
Mientras esto ocurría en Pamplona, horas antes 53 presos políticos republicanos eran maniatados y montados en autobuses con la falsa de promesa de ser liberados. Todos ellos habían sido hechos prisioneros entre los meses de julio y agosto de aquel fatídico año 36. Los autobuses fueron conducidos a Cadreita, a la Corraliza bardenera de Valcaldera.
Allí, falangistas y carlistas, se repartieron las suertes de ir dando a muerte a los 52 republicanos, ya que uno de ellos, Honorio Arteta, consiguió escapar malherido. La matanza de Cadreita fue una de la mayores “sacas” de las tantas cometidas en Navarra por el fascismo.
La infamia y la hipocresía del Régimen Franquista, bendecido por la Iglesia Católica, fue de tal desfachatez que a estos asesinados de Valcaldera los sacaron de la fosa de Cadreita y fueron llevados al Valle de Los Caídos intentando alejar y tapar la memoria y la huella de la represión fascista realizada en Navarra. (klik egin-ver más)
Santi Lorente, en Ateneo Republicano
El Obispo de Pamplona, Marcelino Olaetxea, también fue el primero en decir "no más sangre" pero en Enero del 37, cuando ya habían acabado con todos...
ResponderEliminar