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domingo, 30 de agosto de 2020

EL REY BORIS I DE ANDORRA: ¿UN VISIONARIO O UN ESPERPENTO?

          Andorra la Vella, 9 de julio de 1934. El Consell General de les Valls d'Andorra —máximo órgano de representación política del país— nombraba a Boris Skósyrev rey de Andorra, que reinaría como Boris I de Andorra. El Consell General de les Valls aprobó el nombramiento por 23 votos a favor y 1 en contra; y promulgó una nueva Constitución que enviaba a los copríncipes episcopal y francés a la papelera de la historia. Una carta magna que garantizaba la libertad política, religiosa y de imprenta. Una auténtica revolución en un país económicamente de los más pobres de Europa; socialmente dominado por sus oligarquías terratenientes y políticamente anclado en el pasado medieval.

                 Por su parte Skósyrev se comprometía a atraer un flujo de inversiones que tenían que rescatar a Andorra de la cola del ranking económico europeo. Dos semanas más tarde, Just Guitart, obispo de Urgell y copríncipe de Andorra, lo acusaría de usurpación y ordenaría su detención. Un pelotón de la Guardia Civil penetró en territorio andorrano (sin encomendarse ni a Dios ni al demonio) y lo detuvo y lo trasladó a Barcelona, donde el juez español Bellón le aplicaría la "Ley de Vagos y Maleantes". Skósyrev sería encarcelado en Madrid y, posteriormente, expulsado de territorio español. Nunca más volvería a Andorra, pero su proyecto sería la semilla del desarrollo económico del Principado.   (klik egin-ver más)
Marc Pons, en elnacional.cat

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