El caso Bankia representa como ningún otro las miserias del capitalismo de amigotes al servicio de políticos neoliberales. Con la crisis financiera ya encima, la antigua Cajamadrid vivió feroces luchas intestinas en el PP por hacerse con el control de la entidad y del dinero de decenas de miles de ahorradores.
Luego todo se desmoronó, desde la salida a bolsa, con la pérdida incesante del valor de las acciones, hasta la intervención del Estado, que puso 22.000 millones de euros del dinero de todos los ciudadanos para salvarla. Bankia se convirtió así en la prueba del delito que debían pagar los responsables de aquella catástrofe. Así ha sido percibida en el imaginario de los españoles, que, a la vez, exigían recuperar el dinero público invertido en ella. Nada representó con más justicia y consenso social el objetivo de cerrar las heridas de la crisis que las protestas y las demandas judiciales encabezadas por el colectivo 15MPaRato por aquel saqueo de diseño, que supuso el abrupto final de las obras sociales de las cajas.
Ahora, en pocas semanas, nos hemos enterado de que el Estado no recuperará el dinero gastado en Bankia. La entidad desaparece absorbida por Caixabank. Y para no dejar ningún cabo suelto, los responsables de la entidad arruinada acaban de ser absueltos de toda culpa por la Audiencia Nacional. (klik egin-ver más)
Editorial de CTXT
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