Las imágenes de Francisco Franco inaugurando pantanos fueron muy celebradas por el régimen. Aquellos actos de propaganda servían para redimir el dolor de España “con estas grandes obras hidráulicas nacionales, embelleciendo su paisaje y creando ese oro líquido que es la base de nuestra independencia”, según dijo el dictador en la inauguración del embalse del Ebro en 1952, uno de los más emblemáticos de la época.
Quince años más tarde, en 1967, en el alma del ahora Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres) comenzaron a funcionar las presas del embalse de Torrejón el Rubio, en el lugar en el que los ríos Tajo y Tiétar prácticamente se rozan. No hubo gran inauguración a pesar de la importante obra, la única de España que cuenta con dos diques en dos ríos diferentes separados por apenas 50 metros y con un túnel que une a ambos para poder trasvasar agua. Ese día todavía resonaba la gran tragedia que había tenido lugar en aquel paraje apenas un par de años antes y de la que poco se sabe todavía hoy. (klik egin-ver más)
Dani Domínguez, en La Marea
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