Otra pesada carga que ha tenido que soportar desde su más tierna edad, ha sido su enorme dependencia: de Todos los Santos, de los Borbones, de Grecia. Si a todos estos traumas infantiles le sumamos el producido por el hecho de haber nacido en un año convulso, la cosa se complica. Toda esta onerosa carga la ha tenido que compatibilizar con múltiples pluriempleos: con aprender a ser rey, con las clases y deberes de los Rosales, con los pupitres canadienses, a los que siguieron sus compromisos cuarteleros, donde tan sólo en cuatro años consiguió los títulos que a otros mortales les cuestan catorce años de chusco y marmitas. Así fue amasando galardones, hasta conseguir el titulo supremo, el que le concedió su propio padre, el de «El PREPARAO» de Todos los Santos, amén. (klik egin-ver más)
Rufino Hernández, en Radio Abla
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