Podría, sí, parecer el título de una redacción infantil, por lo obvio de la frase. Una afirmación inocente, pueril, sin malicia. ¿Para qué una casa, si no es para vivir?
Desgraciadamente no siempre ha sido así. Ni lo es. Pero hay que abogar por que lo sea.
Ese era uno de los objetivo de la Ley Foral 28/2018, de 26 de diciembre, sobre el derecho subjetivo a la vivienda en Navarra impulsada en el gobierno liderado por Uxue Barkos.
En su preámbulo se recordaba que "la Constitución española consagró un Estado social y democrático de derecho, pero al reconocer el derecho a la vivienda, y pese a proclamar en su artículo 47 la necesidad de contar con una vivienda digna y adecuada, solo estipuló un mandato para los poderes públicos". Un mero reconocimiento por tanto, pues de ese modo, el derecho a la vivienda no es justiciable ni exigible por sí mismo, pues al no estar reconocido como derecho fundamental, no tiene las garantías procesales y sustantivas que merece. Un mero reconocimiento que, por tanto, necesitaba de un profundo giro para convertirlo en una realidad. (klik egin-ver más)
Mikel Asiain y Ana Ansa, parlamentarios de Geroa Bai (en Diario de Noticias)
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