Keiko es Fujimori. Los peruanos nunca olvidaron ese linaje, ni siquiera parte de los que votaron por ella en esta segunda vuelta no apta para cardíacos, como un "mal menor". Pero pocos días después de pedir perdón por sus errores pasados ante la bendición letrada de Mario Vargas Llosa, la candidata de Fuerza Popular recobró su versión original y denunció, sin evidencias, "indicios de fraude" que benefician a su rival, Pedro Castillo. Lo hizo cuando faltan computarse el 4% de los votos. Al escrutarse casi el 96% de las actas, el maestro de izquierdas obtiene el 50,20% de los votos, contra 49,79% de Fujimori. La pelea entre los contendientes será cabeza a cabeza hasta que la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) anuncie el nombre del próximo presidente. Fujimori decidió sin embargo romper su compromiso de esperar con prudencia el veredicto de las urnas y le añadió al desenlace una alta dosis de tensión política.
La acusación fue rechazada por las misiones internacionales que observaron el desarrollo de los comicios del pasado domingo. La delegación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) destacó el carácter pacífico de las elecciones y pidió a los competidores que "prevalezca" su "actitud democrática". La OEA recordó además "que aún quedan pendientes de procesar actas a nivel nacional y del extranjero, así como las actas observadas".
El Periódico
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