Esta es una historia anónima, el relato de un auzolán, el legado de personas valientes que, enfrentándose a todas las dificultades, decidieron recomponer aquello que estaba en el fondo de sus corazones, aplastado, oculto, pero vivo. No hubo palabras grandilocuentes, ni discursos vacíos, más bien un plan de acción, la humilde semilla que fructificaría dando ciento por uno. La idea de una ikastola en Estella-Lizarra parecía entonces una locura, pero con el paso del tiempo alcanzaría niveles que ni se soñaban entonces.
De noche, ajenos al miedo paralizante que se vivía, siguiendo el impulso de dos personalidades de voluntad inquebrantable, una docena de hombres y mujeres se reúnen en el frontón Lizarra con intención de recuperar su lengua y su cultura vernáculas mediante la creación de un centro educativo: Lizarra Ikastola. (klik egin-ver más)
Josu Repáraz, en Diario de Noticias
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