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miércoles, 4 de mayo de 2022

ENTERRAR A PALADAS

         Imagino que es necesario recordar que la patata caliente que desde hace 15 años es el Circuito de Los Arcos –de cuya existencia se ha beneficiado principalmente La Rioja– fue un asuntillo de UPN, que en 2007 de la mano del consejero de Economía y Hacienda, Francisco Iribarren, firmó su participación al 45% en el mismo junto con Construcciones Samaniego. El coste se dijo entonces era de 22 millones. Apenas un año más tarde, el presupuesto ya se había ido a más de 50 millones por pretender un circuito más ambicioso, Samaniego se cayó del proyecto hasta el 5% y el Gobierno de Navarra se hizo con el 95%. Desde el arranque, un despropósito económico en cuanto a costes y mantenimiento, que ahora, 15 años más tarde, se quiere vender. Lo deberían comprar de su bolsillo, Sanz, Iribarren, Álvaro Miranda y cía, quienes tomaron las decisiones de hacerse cargo de lo que inicialmente era un proyecto privado y que se convirtió, si no me falla la memoria y las cuentas, en el tercer edificio-infraestructura más caro de la historia de Navarra, por detrás del Baluarte y casi a la par que el Navarra Arena. Hay que recordar también que esta obra, que es una infraestructura deportiva, se construyó y pasó a ser pública y se inauguró coincidiendo en el tiempo y en el espacio con la dirección del Instituto Navarro de Deporte y Juventud por parte de Javier Esparza, actual mandamás de UPN, que llegaba a presentar los datos del primer año de funcionamiento del circuito. Durante todos estos años, se ha tratado, ya fuera alquilando o gestionando internamente, que la sangría económica fuera la menor posible, pero es evidente que aunque, como es obvio, en parte es positivo para la zona, deja unas pérdidas excesivas. Cuando vean que Navarra Suma pide una -justa- pista cubierta de atletismo, recuerden que UPN pudo construir unas 10 y metió el dinero en esto. Lo enterró, mejor dicho.

Jorge Nagore, en Diario de Noticias

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