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martes, 3 de noviembre de 2009

MI PUEBLO AGONIZA

Una vez más, y van ya muchas, asistí a un funeral en mi pueblo. Viajé desde Pamplona con algo de lluvia, y ésta curiosamente arreció con la entrada del féretro a la iglesia y en el momento del entierro. Parecía que quisiera castigarnos a los que volvemos al pueblo para los acontecimientos sociales.

Como ocurre últimamente, los entierros se están convirtiendo en ocasión para los encuentros familiares y, claro está, de amigos y conocidos. Acabadas las honras fúnebres vienen los saludos, se juntan los típicos corrillos de conversación, y ésta se refiere a los recuerdos de un pasado ¿feliz? (quizá por pasado) y los proyectos de futuro. (klik egin-ver más)
Jesús Muruzábal Lerga, economista (en Diario de Noticias)

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