
La obra: El Niño de Belén.
Se puede ser irreverente con las formas y, a la vez, profundamente respetuoso con los contenidos.Así es esta obra de Mediero. Nos presenta un Dios paternal, tierno, que se deja convencer por su Hijo, como cualquier padre.Y a la vez plantea una crítica ácida y mordaz contra el romance que tienen iglesia y poder económico. Con la hipocresía de la mezcla de religión y negocio. El obispado, la CIA, el convento, un acto eucarístico…
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