El texto que sigue debe ser considerado como la carta póstuma de un anciano de
ochenta y tres años al que una irresponsable ministra de Sanidad -¡Dios, se
apellida Mato!- acaba de anunciar que los medicamentos para la mejora de su
circulación periférica ya no serán expedidos por el Servicio Nacional de Salud
debido a que se consideran viciosos para el funcionamiento económico de la
Seguridad Social y del Estado. La Sra. Mato nos ha comunicado a los cientos de
miles de ancianos su decisión con un concreto y miserable estilo de matadero
municipal: quedan al margen de cobertura social aquellos específicos que
protejan contra «el deterioro cognitivo asociado a la edad». Es decir, que los
ancianos no sólo llegaremos a nuestro final por imperativo biológico sino que de
acuerdo con el diktat del fascismo en el poder llegaremos idiotas y arrastrando
dolorosamente nuestra persona. (klik egin-ver más)
Antonio Álvarez-Solís, en GARA
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