El 23 de noviembre del año 2006 la Conferencia Episcopal hizo público un documento que, con el título de Orientaciones morales ante la situación actual de España, trataba de analizar el momento político que estaba viviendo nuestra sociedad en esos meses.
La fecha, por supuesto, no fue casual: faltaban tres semanas para que, por primera vez, se debatiera en el Congreso de los Diputados la que sería conocida como Ley de la Memoria Histórica y los dirigentes de la iglesia católica no querían dejar pasar esa oportunidad.
Bajo el epígrafe “La reconciliación, amenazada”, donde se hablaba del riesgo de revisar el pasado, se citaba a la dictadura franquista como “el régimen anterior” y añadía: “Al parecer, quedan desconfianzas y reivindicaciones pendientes. Pero todos debemos procurar que no se deterioren ni se dilapiden los bienes alcanzados. Una sociedad que parecía haber encontrado el camino de su reconciliación y distensión vuelve a hallarse dividida y enfrentada. Una utilización de la ’memoria histórica’, guiada por una mentalidad selectiva, abre de nuevo viejas heridas de la guerra civil y aviva sentimientos encontrados que parecían estar superados. Estas medidas no pueden considerarse un verdadero progreso social, sino más bien un retroceso histórico y cívico, con un riesgo evidente de tensiones, discriminaciones y alteraciones de una tranquila convivencia”. (klik egin-ver más)
Emilio Silva, en alandar.org
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