“No subáis a esos vagones, los soldados franceses son vuestros hermanos…!”, gritaba ahora hace cien años una heroica Roxa Luxemburgo. En las plazas, en las estaciones de tren alemanas se dejaba la garganta, se dejaba la vida. Pero subimos, subieron. En realidad hemos subido hasta ayer mismo a todos los vagones que nos llevaban a la guerra. Recién hacemos caso al llamado de la líder visionaria y de sus compañeros espartacos para evitar la conflagración fraticida. (klik egin-ver más)
Koldo Aldai, en Grupo Noticias
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