Tras el partido que se acaba de disputar en el Beotibar tolosarra, en el que Urrutikoetxea-Imaz han conseguido su segunda victoria (22-18) a costa de Víctor-Albisu, ha concluido la primera vuelta de la primera fase del Campeonato por Parejas. Ya han jugado todos contra todos en una ocasión, lo que permite establecer ya unas primeras conclusiones.
Los clasificados en el segundo puesto tienen tan sólo un punto más que los penúltimos y dos más que los últimos, por lo que todos conservan sus opciones. Si se mantiene esa tónica de igualdad, alguna pareja de las que acaben con seis puntos podría pasar a la siguiente fase. Aunque tampoco es descartable, aún pareciendo en este momento más difícil, que a algunos incluso siete puntos no les basten.
La superioridad del dueto zurdo Irribarría-Rezusta se ha manifestado, además de en la clasificación, en la mayoría de los partidos que han disputado. Con seis puntos en siete partidos se les supone semifinalistas prácticamente seguros. Aquí se trata de terminar entre los cuatro primeros porque lo que viene después es otra historia y en la fase final intervienen otros factores, como el estado de forma o la experiencia para afrontar partidos decisivos. Recordemos que en la edición 2011-2012 Olaizola II y Beroiz vencieron en los catorce compromisos de la primera fase y después no pudieron llegar a la final.
Aspe aventaja a Asegarce por 17-11 tras estas siete jornadas y sus cuatro parejas ocupan las cuatro primeras posiciones. Falta la mitad y todo puede cambiar, pero esa superioridad se antoja hasta el momento como indicio claro de haber presentado en la competición parejas más compensadas. La lesión de Artola, el irregular rendimiento de Untoria y la apuesta de la empresa bilbaína por zagueros jóvenes como Larunbe e Imaz, que necesitan tiempo para hacerse a un campeonato tan exigente, son, sin duda, parte de la explicación. En cualquier caso, el balance no puede ser más satisfactorio para Aspe, a pesar de partir con el hándicap de la ausencia de Irujo, imposible de olvidar.
Una vez más se evidencia que las lesiones distorsionan mucho la competición, porque es muy difícil en general que los recambios se aproximen al nivel de los titulares. Es algo inevitable, pero al menos se podría revisar el reglamento para que cuando la lesión se produzca en el transcurso de un partido pudieran efectuarse sustituciones que al menos compensasen al público.
También entre los pelotaris de recambio hay damnificados, porque algunas oportunidades pueden ser regalos envenenados. A los noveles se les reconoce un período de gracia, pero mucho menos a los que llevan ya algún tiempo esperando su momento. La cotización de Aitor Mendizábal, alineado en partidos prácticamente imposibles, o la del riojano Víctor, de juego tan brillante como atropellado, ha podido quedar seriamente resentida hasta el momento.
Si nos fuerzan a elegir un nombre propio, el nuestro es Jokin Altuna, que ha vuelto de su lesión ofreciendo no sólo más espectáculo que nadie, sino exhibiendo una madurez y una solidez crecientes e impropias de su edad. Con el inestimable respaldo, eso sí, de un magistral Abel Barriola, competitivo al nivel de siempre en su última competición como pelotari profesional.
Praxku