Si ya ecológicamente hablando es una bomba, si miramos la parte económica no sale mejor parado. Hagamos cuentas. Aparte de los casi 5.000 euros por habitante de la comunidad foral que nos va a costar la construcción del Tren de Alta Velocidad y que no se recuperarán nunca jamás, el mantenimiento anual de un kilómetro de TAV cuesta 100.000 euros según ha comentado uno de los grandes impulsores del proyecto, el Sr. Jiménez, representante del PSN. Que supongo que tirará por lo bajo pero lo daremos por bueno. Bien, si lo utilizarían, seremos muy generosos, unas 1.000 personas diarias, miremos los 117 kms del proyecto Pamplona-Cortes (un 33% del trayecto Pamplona-Madrid), que es la parte del corredor navarro que de momento parece que se va a hacer, y teniendo en cuenta un hipotético precio del billete a 80 euros Pamplona-Madrid, la parte correspondiente serían 27 euros por persona y trayecto, lo que hacen un total de 9.855.000 euros anuales, contra un gasto, sólo de mantenimiento de vías, de 11.700.000 euros. Es decir, una buena diferencia en contra, y por supuesto, todos, toditos los años. El problema añadido es quién nos explica ahora de dónde se van a sacar los sueldos de los maquinistas y servicios de a bordo en los trenes, de los trabajadores de la nueva estación del TAV (información, seguridad, taquillas, limpieza, etc) y el gasto de energía del tren (recordemos que el TAV necesita la misma energía que una ciudad de 25.000 habitantes), pues por desgracia, creo saber de dónde: del bolsillo de todos, incluyendo del de los cientos de miles de navarros/as que nunca utilizarán el TAV. Esto es como Robin Hood pero al revés, se roba a los pobres para dárselo a los ricos. Y eso en época de crisis brutal y teniendo un tren Alvia rápido y moderno. Cosas veredes, amigo Sancho.
Pedro Leralta (en La Voz de la Merindad)