Estas próximas elecciones forales tan largamente esperadas se están disputando ya. La presentación de las candidaturas, más que un acto formal, indica ya movimientos que van puntuando cara al resultado. Y esa primera toma de posiciones denota, como tantas veces, un mayor sentido de la utilidad y de la oportunidad por parte de las fuerzas opuestas al cambio. Entendiendo siempre el cambio como concepto heterogéneo en cuanto a contenidos y estrategias.
A los ecologistas de Equo, los animalistas de PACMA, los cannábicos del RCN-NOK y a los internacionalistas de SAIN se les une una opción soberanista nueva, Libertad Navarra. Causa alivio al menos, que Iniciativa por Navarra, opción transversal pero de electorado mayoritariamente progresista según las evidencias, que en agosto anunció su presentación, no haya registrado finalmente candidatura. Tanto derecho tienen todos ellos a presentarse como el electorado a optar por el testimonialismo, pero nadie dudará de la satisfacción que su presencia supone para la derecha.
La misma satisfacción que podía producir en el espacio progresista la perspectiva de una dispersión del voto refractario al cambio en ofertas no todas útiles. Pero, salvo los de UpyD, opción presumiblemente desactivada ante el empuje de Ciudadanos, cuyo candidato en Navarra está mostrando, quizás deliberadamente, más pudor que UPN y PP en el tema identitario, todos los votos de la derecha van a contar. Ni siquiera un partido de implantación estatal como VOX, reforzado aquí con DNE, que se autodefine como “la única voz de la Comunidad Foral que defiende consecuentemente la unidad nacional y el derecho a la vida” va a estar. La excusa de no haber podido cumplir las condiciones de paridad no se la cree nadie. No sabemos de dónde, pero algún resorte se ha activado en la derecha social para hacerles desistir ahorrándoles además la humillación de pedir el voto útil para otras opciones de la reacción, de las que tampoco se diferencian gran cosa. Porque unos pocos miles o unos centenares de votos no van sólos a ningún sitio, pero restados pueden decidir mucho, incluso el futuro de todos.
Praxku