
Casado, que se guardaba el as de Altsasu con sus corifeos de Eduardo Inda y Carlos Cuesta, arrancó sin necesidad de leer ningún papel. Siguió con el discurso de la Reconquista. «Basta ver el escudo de Navarra en la bandera de España (...)». Y tal. También aseguró que Navarra es el patio de operaciones del anexionismo vasco. Alabó además a las Fuerzas de Seguridad del Estado y llamó a protegerlas de la «infamia de quienes les llaman torturadores».
Casado y Esparza admitían preguntas. Pero el de UPN no interesaba. GARA preguntó al madrileño cómo lleva que Sergio Sayas vaya en la lista después de decir que el PP «ha mangoneado a media España». Casado dejó claro que eso le importa poco, que él quiere sumar escaños.
El responsable de prensa de UPN hacía gestos a su líder para que apartara a Casado y cerrara él el acto. Había que escenificar que el pez grande en Nafarroa es UPN. Pero Esparza se apocó. Ya había leído sus papeles.
Como la foto estaba hecha, los de UPN salieron por un lado y los del PP, por el otro, evidenciando que el matrimonio es de desesperada conveniencia. No comieron juntos ni se vio amor.
Aritz Intxusta, en GARA