
Joseba Ibarrola (Iruña, 1965) trabaja como comercial y de formación es periodista, pero eso no tiene nada que ver para lo que cuenta en este pequeño gran libro en el que rinde cuentas consigo mismo tras la desgraciada circunstancia que le tocó atravesar a cuenta de un grupo de acosadores que hicieron, literalmente, la vida imposible a su pequeño “Mike” en un pueblo situado en la cuenca de Pamplona.
Erradicar el bullying de los colegios y del deporte, más en estas primeras fechas de comienzo del curso escolar, debería ser la primera tarea en la agenda nueva que acabamos de estrenar. No hay excusas y el ejemplo de los adultos es principal. Prevenir se llama no lamentar, porque no se puede detener el tiempo cuando es demasiado tarde como valiente cuenta el autor entre poemas bañados en lágrimas.
El Olitense