
Se señalan diversas razones para el cierre: evitar el riesgo de un accidente nuclear; terminar con la radiactividad que emite la central, que contamina la atmósfera y el Ebro, y es nociva para la salud y el medio ambiente; dejar de producir residuos radiactivos; conseguir que la central deje de ser un monocultivo industrial en el valle de Tobalina que impide un verdadero desarrollo económico sostenible en la zona; eliminar el obstáculo que supone la energía nuclear para alcanzar un modelo energético renovable y eficiente.
Por todo ello piden al Gobierno que ordene el cierre definitivo e inmediato de la nuclear "en cumplimiento de su compromiso electoral y de investidura de abandonar la energía nuclear".