
Hace dos meses la llamé otra vez. Su voz, ya completamente rota, me transmitía que estaba muy cansada, mucho más que cuando la conocí, en 2011. Me preguntó por mi familia y le dije que estábamos bien. Me deseó mucha suerte y me dijo que ojalá nos volviéramos a ver. Ayer la volví a llamar. Quería saber si seguía viviendo en la misma casa o vivía con alguno de sus hijos, pues quería enviarle una carta y unas fotografías de una proyección de Vencidxs en Barcelona, donde ella había sido la protagonista, como le conté la última vez. No me atendió las llamadas, pero su hijo me llamó después. Me dijo que ya no tenía voz. Le dije que le dijera que había llamado. Me dijo que sí, que seguramente se acordaría de mí, que seguía teniendo mucha memoria. Esta mañana su hijo me llamó con la esperada noticia: María había dejado de sufrir. (klik egin-ver más)
Aitor Fernández (en losojosdehipatia.com.es)