
Olite, Ujué/Uxue, Pitillas son municipios con, en principio, atractivos turísticos que favorecen el intercambio de gentes pero, en esta ocasión al menos, los visitantes no propagaron el virus con la velocidad que luego atajó el confinamiento. Quizá, en la primera hora, se actuó con rapidez, auque otros pueblos seguro que tomaron, con peor fortuna, medidas prontas como la clausura de jardines, sociedades o pipotes. Quien sabe. La mala suerte también es determinante.
El caso es que, por gracia u organización, las residencias de ancianos, un foco principal, no han resultado aquí tan castigadas como al lado y, sobre todo, la población ha sabido encerarse en casa y ha seguido, en general, directrices claras de confinamiento. El trabajo de los sanitarios, las trabajadoras de la residencia, brigada de limpieza, de los policías locales, de la cadena de voluntarios que desde el día uno ha fabricado pantallas, mascarillas y batas es digno de admiración.
Algún día llegará que veremos toda esta pesadilla con perspectiva, como una época de peste medieval, y nos daremos cuenta de que hubo gente que dio mucho por la salud de todos, que estuvo en momentos duros al pie de un cañón clavado en la muga donde mataba y mucho el COVID 19.
El Olitense