Se nos ha ido demasiado pronto. Y a muchos nos duele en el alma. Cuando seguíamos necesitando su amistad y su generosidad de hombre bueno. Y cuando queríamos seguir disfrutando de su sencillez extrema, de su alegría, de su sonrisa amable, de sus carcajadas contagiosas y de su genio, que tampoco le faltaba. Esperábamos aprender todavía mucho más de su interpretación crítica de esta realidad compleja que nos rodea y nos abruma, y de su visión de la historia, de la política, de la cultura.
Nos faltará el político tozudo y flexible. ¡Como si ambas cosas no fueran compatibles! Vamos a extrañar su perseverancia defendiendo lo justo y maldiciendo lo injusto. Le guió la tozudez en la defensa de valores y principios que nunca abandonó, pero al mismo tiempo le acompañó la prudencia y la responsabilidad ética de medir las consecuencias de sus decisiones, aunque tuviera que dejar muchos pelos en la gatera y aunque sufriera la incómoda incomprensión de muchos. Y también aunque fuera a costa, que lo fue, de perder reconocimientos y puestos de representación sobradamente merecidos. Lo presencié más de una vez. (klik egin-ver más)
Mikel Biurrun Elizaga, en Diario de Noticias