
Desde esta perspectiva, el desastre electoral del PSOE debe analizarse como el necesario castigo que precisaba la única fuerza de izquierda con opciones de gobierno en España, para que sus dirigentes se den cuenta de que presentarse ante los electores como alternativa a la derecha con la única propuesta de gestionar de manera más ecuánime el triunfador capitalismo de las democracias formales no solo desdibuja sus señas de identidad como partido de izquierda, sino que desmoviliza a sus propias huestes. Más dos millones de votantes socialistas prefirieron quedarse en casa el pasado 20N.(klik egin-ver más)
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