
Lo que en ningún caso le había pasado inadvertida hasta ahora a la dirección de UPN era la ya larga lista de imputaciones por prevaricación que arrastraba Javier Gárriz, hasta el punto de que la formación regionalista ocultó sus siglas y compareció a las elecciones municipales de 2011 bajo la denominación de UPM (Unión del Pueblo de Murillo) para desvincularlo a efectos legales del partido, sin dejar por ello de manifestar su imagen de pertenencia ideológica. Cautelas que no impedían, sin embargo, que el entonces director de Departamento de Administración Local, Pedro Pegenaute, le elogiase públicamente como "un buen alcalde".