Lo que estamos viendo hoy es que la Constitución es más pequeña que la realidad del país. No cabemos en ella. El pacto se ha roto. La sociedad se desborda por los márgenes. Y hay que ponerse nuevos márgenes. Entre todos. La pregunta es hasta dónde tiene que llegar el trauma para que alcancemos el consenso. Para que unos y otros se bajen de sus trampas dialécticas y decidan empezar a construir el futuro.
El consenso del 78 fue útil. No fue una Constitución fallida ni una transición falsa. Fue el mayor logro de encuentro que ha alcanzado nunca este país. Fue, en aquel momento, la mejor Constitución posible. Pero es necesario revisarla.
El hecho no es que a los catalanes se les haya manipulado desde las instituciones o no. Hay una realidad superior a todas esas explicaciones parciales a lo que está sucediendo en Cataluña. Y esa realidad es que la mayor parte del pueblo catalán quiere votar. Podemos verlo o podemos poner la Constitución como un muro que impida vernos las caras, escucharnos las ideas, ser, en definitiva, sensibles.
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Javier Gómez Santander, en infolibre.es